Durante gran parte de mi vida, he anhelado llegar a ese punto en una relaciĆ³n en la que tengo un nivel de comodidad y tranquilidad, que se nota, por ejemplo, en esas parejas sentadas en restaurantes, relajadas y llenas de sonrisas.
Mientras veo a una pareja asĆ, regreso mi atenciĆ³n al chico frente a mĆ y respondo a su largo monĆ³logo sobre sĆ mismo asentiendo con la cabeza y una sonrisa.
DespuĆ©s de una segunda copa de vino y mĆ”s conversaciĆ³n forzada, le agradezco por la cita y lo abrazo antes de irme del bar.
Mientras regreso a casa, me recuerdo a mĆ misma no perder la esperanza y mejor tomar con un poco de humor el hecho de que yo, una escritora independiente, hiciera match en una aplicaciĆ³n de citas con un hombre al que no le gusta la ficciĆ³n.
Esta no fue la primera mala cita en la que he estado y estoy segura de que no serĆ” la Ćŗltima, pero parece una noche mĆ”s en la interminable rueda, como esas de hĆ”mster, pero de las citas.
Mis emociones fluyen de la frustraciĆ³n a la tristeza.
Me siento completamente desconcertada sobre por quĆ© me es tan difĆcil conectar con alguien.
Desde que tengo memoria, he sido una romƔntica; desde que era niƱa y jugaba con Barbies, mi muƱeco de Aladino siempre se enamoraba de la muƱeca que mƔs me gustaba en el momento.
DespuĆ©s, cuando crecĆ, podĆa decir de memoria cualquier diĆ”logo de comedia romĆ”ntica que podĆa rentar en Blockbuster. Los romances ficticios en libros clĆ”sicos, Elizabeth Bennet y Darcy, Gatsby y Daisy, Catherine y Heathcliff, han alimentado mi deseo de amor desde que los leĆ por primera vez.
Con esta base de conocimiento de romances atemporales a travĆ©s de las edades, siempre pensĆ© que el amor estarĆa en mi vida.
Como no ha sucedido asĆ, mientras mĆ”s pasa el tiempo y envejezco, mĆ”s vergĆ¼enza me da admitir que nunca he estado enamorada.
He conocido chicos, he salidos con ellos, pero siempre he deseado que alguien se preocupe por mĆ y he esperado mĆ”s tiempo del que dura que una aventura casual, pero nunca sucediĆ³ de forma natural.
Entonces mejor me centrƩ en ser autosuficiente y divertirme.
Cuando tenĆa poco mĆ”s de veinte aƱos, esto significaba ser siempre la amiga divertida y soltera. Eso me hacĆa feliz superficialmente, pero para la mitad de mis veintitantos, vi a mis amigas y roomies empezando con relaciones mĆ”s en serio.
Y eso solo me hizo mĆ”s consciente del hecho de que no tenĆa un compaƱero en la vida. TambiĆ©n se hizo mĆ”s difĆcil ocultar la nociĆ³n de que querĆa algo mĆ”s que una cita casual o acostĆ³n.
DecidĆ buscar el amor en aplicaciones, pero hacerlo de esa forma solo aumentĆ³ mis inseguridades: estar saliendo con chicos con los cuales no conecto y ser rechazada una y otra vez solo logrĆ³ hacerme pensar en que estarĆ© perpetuamente soltera.
¿QuĆ© estĆ” mal conmigo? ¿Por quĆ© yo no? ¿Soy digna de ser amado?
DespuĆ©s de salir con varias personas, sin Ć©xito, durante algunos aƱos, las palabras de apoyo de amigos que me dicen “No eres tĆŗ, no has conocido al hombre adecuado”, se vuelven repetitivas.
Amo a mis amigos por su apoyo inquebrantable, pero mientras me acerco a los 30, el temor de nunca haber estado enamorada solo se hace mĆ”s fuerte dentro de mĆ.
Pero una vez que llego a sentir ese miedo, conscientemente retrocedo y reflexiono:
Me ha tomado tiempo, pero a travĆ©s de autoafirmaciones, familiares y amigos maravillosamente solidarios, me he recordado a mĆ misma que estar enamorado o en una relaciĆ³n no me valida como persona.
Aunque estoy soltera y paso viernes sola en el sofĆ”, finalmente, yo sĆ© lo que es el amor. Mi familia y mis amigos me aman. TambiĆ©n sĆ© cĆ³mo dar amor. Soy una amiga cariƱosa, hija, hermana y tĆa.
Y la verdad es que nadie sabe cĆ³mo se desarrollarĆ” la vida, quĆ© expectativas se cumplirĆ”n o se perderĆ”n. No sabemos quiĆ©n vendrĆ” a nuestras vidas para ayudarnos a aprender y crecer.
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