Lo que tengo con el metro es una relación de amor- odio. Cuando estoy apuradísima y me hace llegar en máximo 30 minutos, lo amo, pero cuando en pleno día lluvioso se para 40 minutos en cada estación lo odio, lo odio, lo odio, lo odio.
No sé si lo detesto más de lo que lo amo, pero de lo que puedo estar segura es que en el Metro se viven cosas mágicas, surrealistas que nadie creería si estas fotos no existieran.
Para hacer esta fotogalería nos inspiramos en algo que pasó en China (o eso creemos) cuando una mujer sacó un destapacaños para sostenerse en un autobús que iba muy lleno, lo que provocó el asombro de todos los asistentes, pero que no le pide nada a lo que vivimos todos los días los mexicanos. ¿Estás lista?
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