Todo puede pasar cuando compramos por Internet. Desde que nuestro pedido no llegue (o lo haga mucho después) hasta que no sea ni el modelo ni el color que elegimos.
O peor aún, lo que le pasó a Kirsty Dee, una mujer que se arriesgó a comprar por Internet un vestido negro de fiesta, pero que cuando llegó, era tan pequeño que apenas si le quedaba a su hija de cuatro años, (aquí otras 15 veces en que las compras en línea fracasaron miserablemente).
Supuestamente, el vestido debería de ser talla 8 e incluso así lo decía la etiqueta, pero era tan pequeño que Kristy ni siquiera pudo probárselo.
Así se veía el vestido en el catálogo.
Kristy descargó su furia en redes sociales donde contó que había comprado el vestido para usarlo en la fiesta de uno de sus amigos, pero ahora no podía hacer más que sentir vergüenza por la prenda fallida.
Cuando las quejas llegaron a oídos de la marca, le ofrecieron disculpas, sin embargo, no explicaron la razón por la que una talla ocho vendría tan tan pero tan reducida. ¿Simple error o una indirecta sobre que las tallas seguirán diseñándose para cuerpos irreales?
“Sentimos mucho ver que hay un problema con el vestido que compraste. Si pudieras enviarnos un DM con su número de pedido y el nombre del artículo para que lo resolvamos”.
via ActitudFem - Una comunidad versátil, para la mujer contemporánea http://bit.ly/2HxPFsd
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