Las parejas perfectas también terminan

Todos conocemos a una pareja perfecta: se llevan bien, tienen muchas cosas en común, llevan todas la vida juntos y su historia de amor es tan increíble que si fuera una película pensaríamos que es irreal.

 

Eso nos decían a nosotros. Nos hicimos novios en la primera cita, estuvimos juntos por más de 8 años, nos mudamos juntos, tuvimos una perra y un gato... pero de pronto algo no se sentía tan bien.

 

Nos sucede todo el tiempo con los famosos. Se ven tan felices en las fotos o en las redes sociales, llevan tanto tiempo juntos, que pensamos que va a ser así toda la vida. Y de pronto anuncian que se separan y nos dejan con el corazón un poco roto.

 

Nos preguntamos qué esperanza tenemos nosotros si ellos, que se veían tan bien juntos, que eran per-fec-tos, tan "el uno para el otro" no pudieron seguir. ¿Cómo haremos nosotros, que no podemos hacer ni un match en Bumble, que no hemos durado con nadie más de unos meses?

 

Foto: iStockphoto.com

 

Y es que las parejas perfectas (o que parecen perfectas) también terminan, también se aburren, también deciden alejarse por un tiempo o para siempre.

 

Porque también están esas otras parejas: las que no sabemos por qué están juntas, que pelean frente a todos, que ya no se llevan bien, que se engañan todo el tiempo, en las que uno (o los dos) no se quiere "dar cuenta".

 

Para nosotros habría sido más fácil quedarnos juntos, callarnos, fingir que no pasaba nada. Habría sido cómodo no tener que empezar de nuevo, no tener que hacer cajas de mudanza, no elegir quién se quedaba al gato y quien a la perra. Pero a nosotros siempre nos han gustado los grandes retos.

 

Foto: @mahkeo para Unsplash.com

 

Se acabó igual que empezó, con una plática de domingo en la que antes de decidir qué íbamos a desayunar nos dimos cuenta que cada uno estaba yendo hacia caminos distintos, y juntos decidimos separarnos.

 

Nos dimos cuenta de que nos habíamos conocido muy jóvenes y de que todavía teníamos muchas cosas por vivir cada uno por su cuenta.

 

Tuvimos mucha suerte, no nos destrozamos, no nos peleamos ni quisimos lastimarnos mutuamente. Pero igual nos dolió un montón, porque siempre es triste decir adiós, pero sobre todo porque con esa decisión perdimos la estabilidad que teníamos, nuestra casa y a nuestra familia.

 

Por fortuna, mis amigas me han recordado cada día que siempre van a estar conmigo y que el amor de mi vida sí existe, son ellas.

 

Lo único importante de todo esto es que yo sigo creyendo que las parejas perfectas SÍ existen. Pero no esas que nacen destinadas a estar juntas o las surgidas del "amor a primera vista".

 

Si nosotros éramos perfectos fue sólo porque éramos amigos, porque supimos solucionar los problemas que tuvimos y porque decidimos construir juntos esa pareja que los demás veían.

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