Desde tiempos inmemoriales los seres humanos hemos rogado a los dioses para salir con bien de los vaivenes de la salud. Pero a mediados del siglo XIX, justamente con el resurgimiento de la creencia en los espíritus y la aparición de sectas religiosas como la Ciencia Cristiana, que confían más en el poder curativo de Dios que en la medicina científica, algunos investigadores empezaron a plantearse si rezar por la curación de una persona realmente funcionaba.]]>
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