Vicente Fernández: con los zapatos rotos y la panza vacía, la dura infancia de ‘El Charro de Huentitán’


Vicente Fernández también fue niño, uno lleno de carencias aunque eso sí, muy travieso, curioso y con un amor por la música desde pequeño. 

El cantante se dió cuenta que lo suyo era la música cuando apenas tenía 5 años, y su papá, que apenas podía darle de comer, ahorró mucho para poder darle a su hijo una guitarra a los 8 años. 

El propio cantante reveló, que por su procedencia humilde, sufrió todo tipo de humillaciones antes de convertirse en lo que fue y será, porque alguien con su talento persiste a través del tiempo. 

El cantante que ya era un viejecito sentimental, compartió en sus redes sociales una fotografía de él cuando era pequeño, hace unos ayeres, y lleno de nostalgia, semanas antes de esta publicación, compartió también a través de sus Stories algunas fotografías y viejos recuerdos de su mamá y de su papá, como si una parte de él añorara estar con ellos. 

Y es que cuando los tuvo, en vida, Vicente Fernández hizo y dio todo por sus padres, pero no alcanzó a sacarlos de pobres y los llenarlos de lujos, como él mismo lo había prometido. La vida no le dio esa dicha. 

Pero ¿cómo era Vicente Fernández de niño?

En la imagen se puede apreciar al pequeño 'Chente' con un overol corto y sobre todo unos zapatos que salta a la vista que son los de un niño travieso, pues están raspados, sucios, rotos y con las agujetas sin atar. 

Vicente Fernández Gómez se ubica al centro de los hermanos. En la foto su madre carga a un bebé y su hermana mayor se halla a su lado, parada justo delante del padre. Vicente está en medio de todos y tiene una sonrisa picarona. 

Vicente Fernández guardaba con gran pesar  no haber logrado compartir con quienes le dieron la vida el éxito del que disfrutó por tantos años y las riquezas que esto le dejó. Su madre y su padre fallecieron antes de que él llegara a todo lo alto. 

Vicente Fernández contaba que su madre siempre quiso una casa propia y a su padre le hubiera encantado tener un rancho como "Los Tres Potrillos”, del que siempre estuvo orgulloso el charro, y el que construyó pensando en su viejo.

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