No cabe duda que el amor de una mascota no tiene igual. El amor y el acompañamiento que entregan sin nada a cambio sólo se puede recibir de un animalito.
El caso de Federico Minatto es la mejor prueba, pues su mascota estuvo junto a su dueño en los últimos minutos de su vida.
El estado de salud de este abuelito de 92 años iba en franco declive con el paso de los días a causa de covid-19.
Tuvo que ser internado en el hospital, pero lo que más extrañaba era la compañía de su perrita, pues no dejaba de preguntar por ella.
Federico contrajo covid-19 y fue internado en Santa Catarina, Brasil. Tras semanas internando, extrañaba a sus hijas y a su perrita, llamada Lilica.
Sus hijas habían ideado llevar al animalito al hospital en un bolso, pero tras platicarlo con el personal médico llegaron al acuerdo de desinfectar a profundidad las patitas de bien a la perrita y respetar todas las medidas sanitarias.
El plan fue todo un éxito, pues Federico jamás imaginó que Lilica estaría en su habitación. La perrita saltó de inmediato a su camilla y se recostó inmediatamente junto a él y Federico abrazó como nunca a su compañera de cuatro patas.
Esto tuvo una repercusión positiva en su salud:
El personal médico y los doctores, sabiendo el estado en que se encontraba el abuelito, decidieron darle permiso para conservar a la cachorra ahí. A los dos días del reencuentro, Federico falleció
Su perrita fue el último ser con vida en quedarse a su lado. Sus familiares aseguran que el abuelito se despidió tranquilo porque junto a su perrita ya nada le preocupaba.
Esta muestra de amor entre hombre y perrito quedará como una de las más sinceras, y la de los doctores y personal médico como una que sabe reconocer los derechos de los pacientes en cuidados paliativos.
Crédito de fotos: Fernanda Minatto
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