Viviendo en una realidad fugaz, encontrar el amor es una verdadera hazaƱa. Ansiosos por sobresalir y por novedades, en un tiempo que se mueve mĆ”s rĆ”pido que nuestra capacidad de asimilarlo, parece que nada dura. La vida lĆquida, en palabras del sociĆ³logo Zygmunt Bauman, es una sucesiĆ³n de nuevos comienzos con breves e indoloros finales.
Todo puede ser reemplazado por algo mejor. Todo. Un trabajo, un celular, un coche, una pareja. AsĆ, impulsadas por esta realidad fugaz, surgieron las aplicaciones para conocer gente.
MĆ”s allĆ” de caer en la mojigatez, porque quiĆ©n soy yo para juzgar si es bueno o malo utilizar las aplicaciones para conocer gente, estas aplicaciones lo Ćŗnico que estĆ”n generando son conductas narcisistas y egĆ³latras en el ser humano. Pero lo interesante es la manera en la cual se generan hoy en dĆa relaciones interpersonales.
Sin esfuerzo alguno, revisas un catĆ”logo de personas y tienes coincidencias basadas en algoritmos. NO. AsĆ no se construye una relaciĆ³n.
Una relaciĆ³n requiere voluntad, tiempo, presencia, decisiĆ³n, compromiso. Si no representa dificultad entablarla, tampoco serĆ” difĆcil romperla. Los vĆnculos emocionales genuinos se logran cuando existe un interĆ©s real por el otro y su vida, no simplemente por una coincidencia en una aplicaciĆ³n.
No dudo de historias de amor que hayan surgido a travĆ©s de aplicaciones, pero son las menos. Conozco un caso cercano de una amiga que acabĆ³ casada con su “match”. Sin embargo, me parece peligroso que creamos que asĆ se busca el amor.
De entrada, el amor no se busca. El amor aparece sin avisar, cuando menos lo esperas y normalmente se origina como una convergencia de factores externos. Es muy divertido el juego de seducciĆ³n cuando dos personas se atraen. Eso es sano y emocionante. La coqueterĆa. El enamoramiento.
Por otra parte, me resulta muy complejo entender que una persona te pueda resultar atractiva simplemente por palabras huecas a travƩs de una pantalla y ni siquiera sabes con certeza quiƩn es aquel que estƔ del otro lado de la pantalla.
AdemĆ”s, tener demasiadas coincidencias en aplicaciones puede exacerbar el narcisismo y la egolatrĆa. Pero, me pregunto: ¿para quĆ© queremos en realidad tantas coincidencias?
Tener tantas conquistas virtuales no te acerca al amor, de hecho, te aleja. Ni siquiera la atenciĆ³n estĆ” enfocada en una sola persona, porque mantienes de manera simultĆ”nea muchas conversaciones virtuales y ni siquiera estĆ”s seguro de si lo que dice su perfil es verdad.
Me parece que mĆ”s allĆ” de buscar el amor en las apps, utilizarlas estĆ” Ćntimamente relacionado con el individualismo de nuestra era.
Todos queremos ser los mĆ”s populares. Es indispensable aparentar la vida perfecta en redes sociales. Queremos ser diferentes, Ćŗnicos y sobresalir.
No importa en realidad quĆ© estĆ©s buscando en las aplicaciones para “el amor”. Lo que es interesante es el fenĆ³meno social en el cual existe un comportamiento casi compulsivo de tener pareja (a veces a costa de lo que sea), pero tambiĆ©n existe una evasiĆ³n al compromiso. Es una ironĆa. Y a la primera de cambios en una relaciĆ³n que surgiĆ³ a travĆ©s de aplicaciones, la desechas. AsĆ de sencillo.
Muchas veces, las relaciones se terminan con el tan famoso “ghosting”. Ni siquiera avisan que han decidido terminar con la supuesta historia de amor. Encima, ser vĆctima de una conducta asĆ duele y genera ansiedad, pues no logras entender por quĆ© “te dejaron en visto”.
Yo creo que debemos ser conscientes de que la tecnologĆa informĆ”tica ya no se va a detener, pero el apego a la misma estĆ” diluyendo al ser humano al grado de alienarlo. Es imperativo que rescatemos valores para poder entablar relaciones humanas sanas, perdurables, genuinas, pero, sobre todo, reales.
Tenemos la capacidad de amarnos los unos a los otros desde la libertad. Y si tanto buscamos una pareja, debemos recordar que una relaciĆ³n debe construirse con el tiempo y compromiso.
El amor es manufactura local y no vive solo, se debe alimentar todos los dĆas y es crĆtico que revirtamos la manera en la cual entablamos relaciones con el otro, pues se necesita mucho mĆ”s que unas cuĆ”ntas fotografĆas y descripciones en menos de 350 caracteres para que nazca el amor; para que prevalezca, se requiere de una verdadera intenciĆ³n basada en voluntad.
El amor en la era digital es mƔs cruel que nunca. Antes de que existieran las aplicaciones que han surgido para encontrar una posible pareja, enamorarnos era muy diferente, pero creo ciegamente que era mƔs real.
Al final, todos queremos sentirnos amados, pero para eso se requiere algo mucho mƔs que una coincidencia virtual y las conductas generadas con estas aplicaciones mƔs allƔ de acercarnos, nos alejan de lo que tanto decimos que buscamos: el amor propio y por el otro.
PodrĆ© ser una romĆ”ntica condenada y no hay un solo corazĆ³n que no estĆ© herido de guerra, pero un amor por el cual hay que apostar, no se encuentra al azar…
via ActitudFem - Una comunidad versƔtil, para la mujer contemporƔnea https://ift.tt/2Ht43md
Publicar un comentario