Siempre he pensado que en el acto sexual mostramos a nuestro verdadero ser (el “ello”, diría el padre del siconálisis, Sigmund Freud): ruda, sensible, la que siempre tiene iniciativa, la egoísta, la complaciente (sumisa), la insaciable, y otras más… y no me malentiendan, no se trata de lo que “está bien” o “está mal”. Al fin y al cabo cada quien es libre de coger como quiera.
A algunas mujeres nos ha tocado toparnos con parejas sexuales que les gusta el sexo rudo, la nalgada, que te ahorquen (sin que te hagan daño), rasguños, mordidas, que te digan cosas sucias, gemir de placer o tener sexo anal. Eso es delicioso y muy excitante (si nunca lo has experimentado, te invito a que lo hagas sólo para probar).
Peeero también existen mujeres y hombres que prefieren el sexo “lindo”, o como le llaman el “sexo vainilla”, ya que este sabor es el más convencional y tradicional que puedes encontrar en los postres. Digamos que es como “la vieja confiable”.
Sin embargo, mucha gente desprecia el “sexo vainilla” porque lo tachan de “aburrido”. Yo creo que siempre hay un mood para todo y si eliges tener “sexo vainilla” con tu pareja no está nada mal. Veamos: La posición del misionero es de lo más cómodo, además está cargada de muchísima intimidad pues miras a tu pareja a los ojos. Puedes ver sus expresiones. Si lo está gozando, si está sonriendo de lujuria por ti y todo ese momento.
En esta misma posición también puedes besarte sin problemas, mientras eres penetrada o bien, tu pareja puede besarte y estimular tus senos. ¿A poco no es una posición sexy? Además para el hombre es muy cómodo hacerlo de misionero, porque la penetración ocurre de forma más profunda e intensa; esto significa que ambos pueden llegar al orgasmo muy rápidamente.
En lugar de los gemidos pueden disfrutar del silencio y sólo escuchar cómo sus cuerpos se erizan con cada caricia y beso.
Podría decirse que el “sexo vainilla” es la base para todos sus derivados, es decir, los demás son como los toppings (aunque de vez en cuando no está de más añadirle chispas de chocolate).
Algunas personas consideran que es muy sensual el “sexo vainilla”:
"Yo soy muy 'vainilla' y me gusta. Me gusta tener sexo. Me gusta venirme. No tiene que ser loco para que sea divertido".
"'Vainilla' no siempre signfica que sea sinónimo de aburrido. Es sólo una forma de diferencia el tipo de encuentro sexual. Yo soy más 'sucia'que mi pareja y tenemos toneladas de 'sexo vainilla' y es fantástico. No creo que sea para nada aburrido. Pero también entra el sexo oral y o el 'fingering' en mi concepción de lo que es 'sexo vainilla'".
"Yo amo (el 'sexo vainilla'). Sonríe tanto como sea apasionado, lleno de energía y ambos se concentren en el sexo. El acto sexual nunca ha sido una 'actuación' ni algo por el estilo. Se trata de estar con mi pareja, de compartir mi experiencia con él y darnos uno al otro placer".
"¡Absoultamente (me gusta el 'sexo vainilla')! Algunas veces es lindo tener algo sencillo y hacer el amor de forma apasionada".
"Alguna vez estuve en una relación con mucha 'vainilla' y ahora es todo lo contrario. Esta es la cosa: Jamás regresaría a la 'vainilla' pero de verdad antes amé tener 'sexo vainilla' y probar otras cosas. Para mí lo más importante es tener sexo apasionado. Eso es lo que realmente me mantiene satisfecha".
Así que si no deseas voltearte de cabeza, estar hincada o ser nalgueada por placer, siempre puedes recurrir a tener un encuentro igual de sensual, pero con este toque clásico y dulce: ¿me puede dar uno de vainilla, por favor?
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