Pasé todos mis veintes con una sola pareja, esto quiere decir que crecí no sólo profesionalmente sino personalmente junto a una persona y esto no es malo, al contrario, es muy bonito.
Cuando empecé a andar con mi ex percibí que era coqueto, le encantaba sonreírle a las chicas y ser el centro de atención siempre. Siempre. La verdad es que tenía bastante pegue en la universidad porque hacía muchas bromas y parecía ser el más buena onda del mundo.
Él fue súper atento conmigo, me consentía a montones, me hacía videos los días de mi cumpleaños, fiestas sorpresa y siempre me daba regalos padrísimos, me llevaba a mis cursos sabatinos y me hacía el desayuno.
Yo empecé a vivir sola desde los veintiún años, así que él sin falta estaba ahí cada vez que me mudaba o en días en los que me sentía sola o después de un día fatal de trabajo, me ayudaba a las tareas para poder terminar la universidad mientras trabajaba, jamás me gritó, maltrató o por lo menos nunca noté ningún signo de violencia hacía mi.
Aunque hubo algo que siempre me causó mucha curiosidad en él: el hecho de que no tenía amigas.
A la fecha yo tengo amigos y amigas, más amigos, pero a él nunca le conocí una amiga, de repente sentía cierta molestia de su parte cuando yo salía con mis amigos. Así que un día le pregunté - ¿por qué no tienes amigas?- me contestó: ningún hombre tiene amigas, si le hablas a una morra es porque ciertamente quieres cogértela. En su momento no le tomé importancia, mas tarde me di cuenta que era su modus vivendi.
Durante años de noviazgo tuve entera confianza en mi ex, siempre creí todo los que me decía. Pero ahora cuando lo analizó a cuatro años de terminar esa relación la verdad es que siempre supe que me mentía.
La primera vez que sospeché fue en una de sus fiestas de cumpleaños, mientras se caía de borracho su tablet no dejaba de sonar, era el Messenger de Facebook, una chica le mandaba mensajes en la madrugada, él ya estaba dormido y yo chequé sus mensajes pensando que era algún invitado de la fiesta, nunca anteriormente me había siquiera asomado a su teléfono o a su tablet, lo vi de reojo pero alcance a leer mensajes bastante cuestionables.
Evidentemente le hice un escandalo, le pregunté quién era la chica que no paraba de escribirle, que si me estaba engañando era mejor que me lo dijera, él me dijo que era una amiga de la prepa que siempre lo invitaba a salir o le coqueteaba porque habían tenido ondas pero que nada que ver. No sé por qué le creí. O tal vez si sé, pero me cuesta entenderlo.
Desde ese día me mantuve en estado de alerta, los cariños, el consentimiento, el amor y las consideraciones de mi ex hacia mi crecían, yo pensaba que era una manera de redimir que había caído en el coqueteo con alguna otra chica, pero ingenuamente nunca pensé que se había consumado, porque me quedé ahí muy cómoda haciéndome la que no sabía, porque tampoco existía certeza de sus infidelidades o porque como Gloria Trevi tenía los ojos cerrados.
A partir de eso me siguió la paranoia, estuve pendiente si se escribía con alguien, si comentaba las fotos de chicas en redes entre otras locuras de las cuales no me siento orgullosa.
Nos fuimos a vivir juntos, casi siempre invitábamos a nuestros amigos, entre ellos una antigua roomie que yo quería mucho. Al año de vivir juntos y para celebrar nuestro aniversario nos fuimos de viaje y él me pidió matrimonio.
A nuestro regreso mi ex rommie y una de sus mejores amigas nos hicieron una fiesta de compromiso, yo las quería a ambas, nunca había tenido amigas tan divertidas como ellas.
Con el paso del tiempo nuestra amistad creció, mi ex roomie y mi ex siempre se llevaron de maravilla, podían hacer cosas juntos con otros amigos y a mí jamás me hizo ruido, porque claro que uno nunca espera que una amiga la traicione.
Yo confiaba mucho en mi ex roomie, no solo porque vivimos juntas dos años, sino porque jamás mostró un solo indicio de ser una mala persona; en realidad no creo que sea una mala persona ni siquiera por lo que me hizo.
Conforme pasó el tiempo yo noté que ella se alejaba de mí, mientras que con mi ex tenía una relación buena, veía que comentaba sus fotos, que en cada de sus publicaciones su ‘like’ estaba asegurado.
Pero justo cuando planeábamos y hablamos más de la boda, mi ex novio dejó de dormir, empezó con una especie de insomnio, se me desaparecía de repente y el resto de nuestros amigos dejaron de hablarme y frecuentarme. Ahí supe que algo andaba mal.
Un día estábamos en la sala y su celular no dejaba de sonar. Era ella.
No sé cómo explicar que en ese momento me percaté de lo que estaba pasando, él se puso muy nervioso, empezó a temblar, contestó el teléfono y dijo: aquí no está, como si se tratara de un número equivocado.
Me dijo que era mi ex rommie preguntando si su mejor amiga estaba con nosotros, algo que me pareció rarísimo.
Mi ex se levantó temblando y se metió al baño, yo aproveché para contactar a esa amiga que mi roomie estaba buscando y le pregunté si estaba con ella, me dijo: está en su cuarto, porque ellas no solo eran amigas vivían juntas. Ahí supe que algo había entre ellos.
Entré al baño y le dije a mi ex que me dijera qué estaba pasando, él no pudo más y me confesó que mi ex rommie estaba enamorada de él (obvio mintió) y que llevaba meses acosándolo porque ella no quería que se casara conmigo.
Me encerré en el cuarto y le hablé a mi ‘amiga’, empezó a llorar, me lo contó todo; hacía meses que tenía una relación con mi novio, me dijo que no era cierto que ella lo buscara y me envió cartas, mensajes y correos que mi ex le envió que jamás olvidaré.
En las cartas él le decía que la amaba, que lo esperara, que todo iba a cambiar entre ellos y pronto estarían juntos, todo se lo había inventado para que ella no me dijera la verdad.
Le dije algunas cosas a ella, ni siquiera las recuerdo, pero sé que le dije que era una tonta por creerle a mi ex, que el vivía conmigo; estas palabras me las tuve que tragar después.
Sin tocarse el corazón mi ex le habló en frente de mí le dijo que no la quería, que lo había inventado todo porque no quería que me enterara, que yo era a la única que realmente amaba, que por favor lo perdonara.
A él lo corrí de la casa, me quedé sola unos meses tratando de asimilar el dolor, pero no pude, intenté perdonarlo, redimir nuestra relación, pero eso no se puede, nadie debería siquiera intentarlo; al final nos separamos.
A unas semanas de que todo explotara me encontré con ella; cuando le vi se puso lívida, no podía creer que el destino me la hubiera puesto frente a mí, en ese momento pensé que era mi recompensa, pero en realidad lo único que pude reclamarle fue que me traicionara como amiga.
Mientras ella lloraba, en plena calle y los transeúntes escuchaban atentos mis reclamos, jamás me pasó por la cabeza reclamar que se hubiera relacionado con quien iba a ser mi esposo; en realidad lo que me dolió profundamente fueran las veces que me mintió en la cara, recordé aquella vez que la invité a la casa de campo de mis tíos, las veces que cociné para ella y su amiga, lamenté haberle contado tantas cosas y hasta prestarle mi ropa.
Mientras yo le daba mi cariño y comfianza, ella se acostaba con mi ex novio.
Es verdad, jamás la perdoné, pero no porque se haya acostado con mi novio, sino porque una no espera que un amor tan incondicional como el de la amistad se termine por la osadía de un vato caliente, de alguna manera ella también fue víctima de mi ex.
Jamás volví a saber de ella, algunas personas dicen que aún pregunta por mi. Aquel día, el día que la enfrenté, ella se murió para mí, no la odio, simplemente ya no puede ser mi amiga.
En cuanto al imbécil de mi ex, él me engañó con una de sus compañeras del trabajo, los últimos días que estuvimos juntos, también me enteré que se acostó con la amiga de 'mi amiga' (así como lo lees) y todos lo sabían menos yo.
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