Durante los años 90, tres actrices llevaban la batuta de la comedia romántica en tre estilos diferentes: la sensual y encantadora Julia Roberts, la torpe y encantadora Sandra Bullock y la encantadora encantadora Meg Ryan.
Las películas de Meg Ryan fueron de las más taquilleras y perdurables de lo que se llamó la era dorada de la comedia romántica. Su participación en una cinta era sinónimo de que a la cinta le iría bien.
Ryan era conocida como America's Sweetheart, o la novia de Estados Unidos, a los hombres les gustaba y las mujeres querían ser sus amigas, entonces, ¿qué pasó?
Lo personal se vuelve público
Además de comedias románticas, Ryan participó en otras historias de amor más dramáticas como Un ángel enamorado con Nicholas Cage.
La actriz estaba casada con un actor también popular de la época, aunque mucho menos que ella, Dennis Quaid. Seguro lo recuerdas como el papá de Juego de Gemelas o en El día después de mañana. Juntos tenían un hijo.
En el año 2000, Ryan estaba grabando una película más dramática junto con el australiano Russel Crowe, Prueba de vida. Alguien del staff contó en los tabloides que Ryan y Crowe, ambos casados, estaban teneidno un romance en el set.
El problema de la doble moral
Cuando el romance se hizo público, la imagen de Meg Ryan cayó rápidamente en popularidad. La cinta que hizo con Crowe fue un desastre en taquilla y todos los intentos posteriores de ella por volver al cine también.
Mientras que la carrera de Meg Ryan se fue a la basura, pues el público le dio la espalda por engañar a su marido, la de Crowe siguió como si nada.
Ambos se divorciaron, pero él fue reconocido con nominaciones al Oscar y participando en cintas aclamadas por la crítica y la audiencia.
Lo que en verdad sucedió
No fue sino hasta hace unos años que Meg Ryan decidió hablar de lo que en verdad pasó. Es cierto que tuvo una relación de 7 meses con Russell Crowe.
Sin embargo, también hablo de los problemas en su matrimonio con Quaid, de cómo él le había sido infiel a ella incontables veces y que se encontraban al borde del divorcio previo a la relación con Crowe.
Si bien Ryan amaba hacer películas, no amaba el escrutinio de la prensa. Por lo que el tener que retirarse ha sido una especia de alivio en su vida.
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