Todos critican a Belinda porque por primera vez, en toda su carrera artística, decidió hacer público su noviazgo con Christian Nodal, muchos dicen que es propaganda y otros que se trata de una estrategia publicitaria.
Pero seamos honestas, tratemos de juzgarla menos y de comprenderla más. Honestamente yo sí le creo a Belinda porque yo también fuí esa persona que escondió a todos sus novios, hasta que me llegó mi "Christian Nodal", y aguas no estoy diciendo amor verdadero.
Mi primer novio fue en secundaria, lo oculté porque mis papás me tenían estrictamente prohibido tener novio a esa edad. Eso provocó que el resto de mis novios de secundaria se mantuvieran en el anonimato. De hecho sólo los veía un rato al final de las clases y eso era todo.
En preparatoria, casi no tuve novios, me dediqué más al estudio y al deporte que a tener novio. Pero antes de salir de la prepa tuve un romance con un vecino de mi edad que desde hace tiempo me gustaba. Pese a que duré varios años con él nunca se lo presenté a mis papás y cuando mis amigas me decían que me habían visto con él, yo lo negaba todo.
Lo negaba no porque no lo quisiera, sino porque él hacía lo mismo e incluso me había pedido discreción. Con el tiempo me enteré que él salía con otra y eso rompió mi corazón.
Cuando lo vi besando a la otra chica, en una fiesta a la que él había ido sin mí y en la que para su mala suerte yo también fui, pero con mis amigas, puse cara de indiferencia porque después de todo, "no andábamos".
Lloré mucho y aunque al otro día me pidió perdón, le pedí que ya no me buscara más, porque yo también estaba saliendo con alguien más, desde luego eso era mentira. Él se sacó mucho de onda y me rogó muchísimo pero yo nunca lo perdoné.
Fue entonces que me di cuenta que los hombres también pueden ser muy tóxicos y carecer de amor propio, pues aunque suene a cliché, cuanto peor los trataba ahí estaban suplicándome.
Así operé durante los años posteriores, aunque sí me importaban mis relaciones, yo me mostraba indiferente. No quería parecer una mujer débil, cursi o ingenua. Entonces decidí mantener mis romances ocultos e incluso si me daba cuenta que la persona con la que salía no valía tanto la pena, entonces yo también andaba de picaflor con otros.
Pero eso lejos de hacerme sentir mejor, me hacía sentir vacía. De verdad quería enamorarme, ser amada y correspondida, pero ya no creía tanto en el amor, ni en todas esas cosas lindas que te dicen sobre el amor de pareja. Hasta que lo conocí.
Conocí a mi "Christian Nodal", por así decirlo, un chico tan lindo y con sentimientos tan transparentes que de inmediato me sentí cautivada.
Me invitó a salir y las cosas entre nosotros empezaron a fluir. Los dos estábamos solteros y al darme cuenta que él no tenía ningún inconveniente en mostrar sus sentimientos ni en público, ni en privado, empecé a sentirme realmente amada y a corresponderle como se merecía este cariño.
Al poco tiempo me presentó a su familia, salíamos con sus amigos y en entera confianza yo también empecé a hacer lo mismo. Él comenzó a subir fotografías a sus redes sociales conmigo y aunque en un principio me molestó que no me consultara, me di cuenta que no tenía nada de malo, que muchos demuestran su amor de esta forma y otros somos más reservados.
Meses después me descubrí haciendo lo mismo, subiendo fotografías a mi Instagram y Facebook con él, no con el afán de presumir mi nueva relación, sino porque simplemente me sentía muy feliz, enamorada y genuinamente correspondida.
Al paso de tres años, nuestro historia se desvaneció pero aprendí una hermosa lección: el amor, cuando es tan grande, es correspondido y no se oculta.
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