“Aquel que se siente en soledad cuando está solo, está en mala compañía”
Jean Paul Sartre
Para muchos, la soledad es un peso y le temen. Es un enemigo público y declarado. Sentirse solo puede resultar abrumador y provocar sentimientos de angustia. Me parece que, para el ser humano, el amor propio debiera ser suficiente para vivir, pero hay partes del corazón que solamente el otro puede tocar; sin embargo, si uno se siente solo es probable que el otro no alcance esas partes del corazón nunca... pues quien no sabe estar solo es posible que no sea capaz de amar.
La soledad enseña mucho más que cualquier compañía. Quien no quiere estar solo, no lo está jamás. La soledad es un estado permisivo que el ser humano tiene para conocerse a sí mismo, comprender su entorno y asumir su realidad. A través de la soledad se descubre quién eres. Saber estar solo te demuestra que eres un ser que ha alcanzado libertad, pues ya no se requiere de la validación del otro para reconocerte y sentirte bien contigo mismo.
A través de la soledad, se devela tu propio ser y te asumes como uno imperfecto. Te enfrentas duramente con tus fallas, virtudes, fortalezas, aflicciones, deseos y frustraciones, pero si al mirarte en el espejo te causa agrado y admiración y te provoca una sonrisa su reflejo, comprendes que la compañía que más necesitas y disfrutas es la de ti mismo.
No es necesaria la presencia del otro para sentirse acompañado. Si eres tu propia fuente de amor, es cuando nace la capacidad de amar al otro y entonces sí, esas partes del corazón pueden ser tocadas y se origina un amor entre seres buscando compartirse libremente para trascender y no solamente para satisfacer el deseo de compañía de ambos.
Cuando se comprende que el amor se produce en soledad, aparece la posibilidad de buscar al otro para amarlo. No puede ser de otra manera. Si no eres capaz de amarte en soledad, no podrás ser capaz tampoco de amar alguien más.
El ser humano comete la equivocación de darle al otro la responsabilidad de sentirse amado y acompañado, y eso no es amor, es dependencia emocional. No es factible ni posible que otro sea quien genera el amor y sentimiento de compañía en uno.
Si disfrutas tu compañía en soledad, serás capaz de disfrutar plenamente la compañía de los otros. Cuando eres dueño de tu propio ser, dejas de cosificar al otro como tu objeto de compañía y amor, pues has comprendido que no puede existir amor entre objetos y lo más relevante: que el otro también es dueño de su propio ser y es algo que jamás podrás controlar.
Cuando te permites conocerte en soledad, podrás distinguir qué necesitas del otro, será más fácil hallarlo y podrán compartir soledades, que ésa es la forma de amar más genuina. Si amas desde el ser y la libertad, amas de manera incondicional.
Actualmente existe en el ser humano un rechazo a la soledad. El comportamiento casi obsesivo para encontrar una pareja, ha nublado la vista de muchos en relación a lo que es en realidad el amor por uno mismo y por el otro. No saber estar solo, desata conductas en los seres humanos como la posesión y los celos.
Cuando una persona no se ama a sí misma y no sabe estar en soledad, buscará frenéticamente a otro que le genere una sensación de compañía y amor. Por eso, se han fragmentado las relaciones personales y pareciera que cada vez es más complejo encontrar amor y buenas compañías.
Porque si no sabes estar solo, buscarás pareja y amigos para evitar la soledad, pero tanto la pareja, como los amigos, son solamente el aliciente para evadir el sentimiento de soledad y eso no es amor, es nuevamente dependencia emocional.
Las expectativas que ponemos sobre el otro, sólo pueden ser para ese otro, no las propias. No se puede condicionar el comportamiento de otro para sentirse amado y en compañía. Ahí radica la importancia de saber estar solo.
Tomando en cuenta que vivimos en una sociedad individualista, acrecentado por las redes sociales, se han tornado muy complejas las relaciones interpersonales y el sentimiento de desolación ataca a muchos.
La necesidad de conseguir popularidad y sobresalir en redes sociales, está alienando al Hombre. Estamos perdiendo identidad y por lo mismo es complejo estar en soledad. Al parecer ya no nos reconocemos como un ser humano debido a que es más importante aparentar la vida perfecta en redes sociales y este sentimiento puede volverse aún más crudo en un futuro cercano.
Me parece que solamente aquellos que logran una armonía consigo mismos y su vida en soledad, son los seres auténticos que tienen como única batalla defender la capacidad que tenemos de amarnos los unos a los otros bajo el estandarte de la libertad.
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