Querido primer amor:
Cuánto tiempo sin hablar. Te escribo esta carta porque, después de haber llorado mucho nuestro rompimiento, sí me quiero tomar el tiempo para agradecerte lo que vivimos, lo que crecimos, y la mujer que hoy soy.
Recuerdo perfectamente el primer día que te vi. Entraste al salón de la que sería nuestra primera clase en la universidad. Te veías arrogante, desenfadado y muy guapo. Yo, que tenía 17 años y nunca había tenido novio, me enamoré ahí mismo, a primera vista. Recuerdo que me parecías un hombre, un adulto. Ahora con perspectiva, te recuerdo a los 20 años y claro, eras un niño tonto que sabía verse cool.
A las pocas horas le preguntaste a un amigo mi nombre, ese fin de semana me invitaste al cine y a las 3 semanas ya éramos novios oficialmente. Aunque yo estaba enamorada, siempre fui algo pesimista y pensé que duraríamos 2 o 3 meses y después cada quién a su casa. No me habría imaginado lo que pasó: fuimos novios por cinco años.
Nuestra relación fue lejos de perfecta. Tuvimos un estira y afloja el primer año, andábamos, peléabamos, cortábamos y volvíamos a andar. Creo que ya teníamos locos a nuestros amigos, pero era como una adicción estar juntos, pese a las incompatibilidades de nuestras personalidades. Yo era ñoña y ambiciosa, tú relajado y sin muchas expectativas de tu futuro.
En esos años, ahora me doy cuenta, cambiamos por completo. Crecimos juntos y tus actitudes influenciaron mi forma de ser, así como las mías influenciaron la tuya. Para bien y para mal. Ahora, soy mucho más relajada y tú tienes más estructura en tu vida. Estoy segura que fueron esos años juntos.
Nuestro rompimiento fue mi decisión, y fue la decisión más dolorosa que tuve que tomar. Recuerdo que escuchaba 'Me cuesta tanto olvidarte' de Mecano, y las lágrimas corrían por mis mejillas sin que pudiera controlarlo. Pero tenía que hacerlo, estábamos estancados. Amándonos sin estar enamorados, más juntos por costumbre que por ver un futuro juntos.
Yo quería un trabajo que me llevara a viajar por todo el mundo, y lo conseguí. Tú querías abrir un negocio, y lo conseguiste. Pero solo lo conseguimos después de esa última pelea, después de que te pedí que te fueras de mi casa por última vez.
Te sigo amando, y te deseo todo lo mejor en la vida. No tienes que decírmelo, sé que tú también a mí.
Gracias por lo que aprendí contigo, gracias por enseñarme a ser más libre, ser más yo misma. Sin temor a equivocarme, puedo decir que tú me ayudaste a convertirme en la mujer que soy hoy.
Atentamente,
tu primer amor.
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