Un hombre llamado Jack Chapman, de 28 años, murió tras inyectar silicona en sus genitales para agrandarlos como parte de un juego sadomasoquista.
El hombre residente de Seattle pero australiano de nacimiento, formaba parte de una comunidad gay en el noroeste de Estados Unidos. Era ‘siervo’ del ‘amo’ Dylan Hafertepen, líder de un grupo de BDSM (Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo).
En redes sociales, Chapman había compartido fotografías de sí mismo con los genitales agrandados, de hecho, era conocido en el mundo gay por inyectar grandes cantidades de solución en sus genitales.
Estas inyecciones son sumamente peligrosas pues pueden conducir a la acumulación de líquido y al sangrado de los pulmones, tal y como le ocurrió a Chapman.
De acuerdo con The Sun, Linda Chapman, madre del fallecido, descubrió un contrato con las cláusulas que debía seguir para estar con él.
El contrato decía que Jack era el cachorro, y Dylan su amor, por lo que le pertenecía en cuerpo y mente, además de que tenía que usar una cadena alrededor del cuello y cortar vínculos con cualquier persona que no perteneciera al culto.
Por tales razones, la mujer culpa a Dylan, mientras que éste se limitó a despedirlo con un emotivo mensaje: “Decir que lo extraño es un eufemismo. El núcleo de su identidad era su servicio. Vivía para ayudar a la gente y era el más feliz de ayudar a los que amaba. Te amo, Tank. Mi mejor amigo, compañero, mi mundo… mi cachorro”.
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