Ella fue al gimnasio y la discriminaron por su peso, porque usaba un sostén deportivo.
Por desgracia, aún muchas personas no entienden la importancia de la diversidad en los cuerpos, la perfección en cada uno de ellos y lo especiales que son con cada una de sus marcas. Cada cuerpo es distinto y está bien, y no, no tenemos por qué hablar del cuerpo de otras personas.
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Aún se mantienen los prejuicios y los estereotipos que nos lastiman, sobre todo que rompen con nuestro autoestima y el amor que nos tenemos; personas no miden lo hirientes que pueden ser al juzgar, incluso al discriminar. Y así tuvo que enfrentarlo Shelby, una chica que fue discriminada en un gimnasio por su peso.
Shelby asistió al gimnasio con ropa deportiva, leggnis y sostén, y a la hora de estar entrenando se le acercó una de las recepcionistas para decirle que ella no podía usar ese tipo de prendas porque dejaba muy al descubierto su abdomen. Sí, eso le dijo.
La recepcionista dejó pasar la situación, sin embargo, luego de uno minutos, Shelby recibió la visita de la administradora del gimnasio y le exigió que abandonara el establecimiento porque no había cumplido con el código de vestimenta.
Shelby narró que la recepcionista le dijo que “para las chicas flacas estaba bien pero que tuviese cuidado para la próxima vez”.
Una situación clara de discriminación.
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Era el tercer día de entrenamiento de Shelby, por lo que la situación le pareció humillante y “murió de vergüenza”.
La gordofobia no hace otra cosa que lastimar. El peso corporal no es un defecto, no es de “asco”, mucho menos nos hace menos que otras personas. Todos los cuerpos son diferentes y está bien.
Shelby no tenía por qué sentir vergüenza porque, para empezar, no tenían por qué discriminarla.
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