Algunos dicen que fue la responsable de salvar a 20th Century Fox de la quiebra con films como "Curly Top" y "The Littlest Rebel" y su éxito en las taquillas fue tal que la nombraron “la niña dorada de Hollywood”, pero a los 22 años dejó la fama, el glamour y el dinero sin explicación, aunque al conocer la infancia de Shirley Temple, uno puede imaginar por qué.
Y es que aquella niña con hoyuelos y cabello rizado que iluminó los oscuros días de la Gran Depresión con su sonrisa en la pantalla vivió una realidad muy diferente detrás de cámaras que se caracterizaba por la explotación y su constante sexualización desde pequeña.
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Cómo fue la infancia de Shirley Temple
Shirley Jane Temple nació el 23 de abril de 1928 en Santa Mónica, California y fue la tercera de los hijos de la ama de casa Gertrude Temple y el empleado de banco George Temple, siendo su única niña.
Posteriormente, su familia se mudó a Brentwood en el mismo estado y su madre, quien desde pequeña motivo a su hija a desarrollar sus habilidades en el canto, el baile y la actuación, decidió inscribirla en la escuela de danza Meglin (a la cual Judy Garland también asistió), cuando ella tenía solo 3 años.
En este mismo tiempo, su madre desarrolló el peinado distintivo de 56 rizos exactos que caracterizó la imagen de Temple (y por el cual posteriormente cobraría un salario equivalente a 7,000 dolares semanales en la actualidad), los cuales hacía por las noches mientras le leía el guión que tenía que aprenderse para el siguiente día.
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Al respecto, la actriz y bailarina declaró a la revista “People” que la infancia de Shirley Temple no era fácil, pues se iba a dormir repitiendo las líneas hasta aprenderlas y hubiera preferido tener el corte que su ídola: Amelia Earhart, pero el lado oscuro de su niñez es aún más perturbador.
Su primer papel fue el de una trabajadora sexual
Fue precisamente en el estudio de baile que conoció al director de casting de Educational Pictures: Charles Lamont, quien la invitó a la audición que le ganó su primer gran contrato en 1932 para formar parte del elenco de “Baby Burlesks”, un programa con cortos de 10 minutos que levantó polémica por su perturbador contenido.
Como describe el "New York Times", los cortos eran sexualmente sugerentes pese a estar protagonizados únicamente por niños, pues pretendía ser una parodia del contenido adulto. Sin embargo, la excusa de “hacerlo por el arte” en realidad se queda muy corta en este caso, pues la pequeña lucía atractivos disfraces y tenía que imitar a estrellas de la pantalla grande tales como Marlene Dietrich, Mae West y Dolores Rio.
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En uno de estos ella incluso interpretó el papel de una trabajadora sexual llamada “Charmaine” que coqueteaba con dos bebés de dos años vestidos como soldados. En sus memorias “Child Star: An Autobiography”, la también activista escribió sobre esta parte de la infancia de Shirley Temple: “Fue una explotación cínica de nuestra inocencia como niños”.
Los otros abusos en la infancia de Shirley Temple
Por si esto fuera poco, “The Times” reveló que si alguno de los 24 niños que participaban del filme tenía mal comportamiento, eran encerrados en una cabina de sonido sin ventanas y se tenían que sentar arriba de un bloque de hielo.
Respecto a esto último, Temple fue más optimista, asegurando en su autobiografía que le dejo la valiosa enseñanza de que el tiempo es dinero y “el tiempo perdido significa problemas”, aunque para nosotras es una prueba más del abuso infantil que enfrentó.
Charles Lamont, quien también fungía como el creador de la serie, no solo la hizo sufrir en varias ocasiones con ese castigo, sino que además la obligó a trabajar el día posterior a una operación de oído y en otra ocasión fue obligada a bailar con una herida significativa en su pie.
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La actriz no solo aguantó estos terribles hechos, sino que lo hizo con tal entereza, encanto y talento que se convirtió en la estrella del show e incluso le diseñaron el especial de 20 minutos “Frolics of Youth” en que hizo dueto con Frank Coghlan Jr, siendo clave en el estrellato de la infancia de Shirley Temple.
Cuánto ganaba Shirley Temple de niña
Igualmente, mucho se reportó en décadas pasadas sobre el papel de su madre en la carrera de Temple y cómo ella era igual de despiadada que Lamont, haciéndola trabajar para sostener a la familia.
No obstante, la también diplomática aseguró en sus memorias que ella jamás la obligó a hacer nada, pues ella amaba lo que hacía y siempre la envolvió con amor, contrario a otras madres de niños estrellas.
Así la infancia de Shirley Temple cimentó las bases de una carrera que despegaría cuando la producción de “Baby Burlesks” le asignara un pequeño rol en la cinta “The Red-Haired Alibi” en 1932 y posteriormente en otros roles incidentales dentro de cintas producidas por estudios como Universal, Paramount, and Warner Bros.
De tal forma y convencido por su trabajo dancístico en “Frolics of Youth”, el compositor de Fox Films, Jay Gorney, solicitó una prueba de cámara para el filme “Stand Up and Cheer!”, la cual se le concedió el 7 de diciembre de 1933, consiguiendo así su primer gran rol por el cual firmó un contrato de 150 dólares semanales, el equivalente a 3,000 dólares en la actualidad.
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Dicho papel catapultó a Temple a la fama y después de concretar otras dos películas, fue solicitada en las oficinas corporativas para extender su contrato, con un aumento a 1,000 dólares en su salario semanal; es decir, alrededor de 20,000 dólares en la actualidad.
Y aunque este era solo el inicio de su carrera, al final de 1935, Temple ganaba más por promocionar a marcas como Quaker Oats, general Electric e increíblemente Packard Motors que de la actuación, además de tener su propia línea de muñecas con voz, haciendo de la la infancia de Shirley Temple una de las más lucrativas en la historia de Hollywood.
Su fama llegó a tal grado que durante la década de los treinta era la estrella más grande de Hollywood, recibiendo más correo de fans que la propia Greta Garbo y era fotografiada más a menudo que los presidentes estadounidenses, algunos a quienes conoció personalmente e inspiró la famosa —aunque algo empalagosa— bebida que lleva su nombre, aunque ella confesó que está última nunca fue de su gusto.
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Así no es de extrañar que la industria le otorgará un Oscar honorario a los seis años, convirtiéndose en la ganadora más joven de la historia, aunque esto ni de lejos fue una recompensa, pues para hacerlo el momento de la noche, decidieron dejar su aparición hasta el final de la noche, lo cual ocasionó que la pequeña terminara exhausta.
Pese a todo lo anterior, durante su niñez la actriz solo recibía 13 dólares, pues se suponía que el resto del dinero iría a un fondo al cual se le daría acceso en su vida adulta, algo que no ocurrió y en su lugar descubrió que de los 3.2 millones de dólares que había acumulado solamente tenía 44 mil, pues su padre no realizó los depósitos correspondientes.
Los acosos de la infancia de Shirley Temple
Pero la fama es un arma de doble filo y aún con el poder que una se imaginaría daría el ser un éxito seguro en las taquillas, Temple continuó sufriendo la sexualización desde una temprana edad que pronto se convertiría en acoso.
Inclusive, una escena en “Captain january” en la cual ella jugaba con el “hula-hoop” tuvo que ser eliminada del filme por ser considerada inmoral durante una audiencia de prueba, confirmando que algunas de las situaciones laborales de la infancia de Shirley Temple eran demasiado comprometedoras para una niña.
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A los nueve años, —un año antes de que una mujer intentara asesinarla durante una entrevista de radio en vivo bajo el argumento de que “el alma de su hija estaba en el cueprpo de la actriz— una reseña de “Wee Willie Winkie”, el novelista inglés Graham Greene describió a Temple de la siguiente manera:
“Los admiradores de Temple, hombres de mediana edad y aquellos pertenecientes al clero, responden a su ambiguo coqueteo, a la vista de su bien formado y deseable pequeño cuerpo lleno de enorme vitalidad solo porque la cortina de seguridad de historia y diálogo cae entre su inteligencia y deseo”.
Sí, nosotras también terminamos con ganas de vomitar después de leerlo. ¿Lo peor? Temple lo demandó por difamación y aunque ganó el caso, Green huyó nada menos que a México para evadir los cargos criminales.
Sin duda esto marcó la infancia de Shirley Temple y poco a poco comenzó a levantar la voz sobre la sexualización y los abusos que enfrentaba, algo que supuestamente le habría costado el rol de Dorothy en “El Mago de Oz”, aunque si ya leíste nuestra historia sobre la terrible infancia de Judy Garland, seguro concuerdas en que fue lo mejor.
Y es que a los 11 años sufrió el acoso sexual del productor Arthur Freed, quien participó en el icónico filme que ya nunca volveremos a ver de la misma forma, pues él mostró sus genitales a Temple, diciendo: “Tengo algo hecho solo para ti”, algo de lo que la propia Temple escribió en su biografía, diciendo que él la corrió de sus oficinas porque su respuesta fue solo una risa nerviosa.
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En su lugar, Shirley formó parte del equipo de las populares películas “Annie Get Your Gun” y “Singing In The Rain”. Pero a los 17 años viviría una vez más el acoso sexual por parte de ejecutivos, cuando el productor David O. Selznick intentó violarla, según contó en dichas memorias, asegurando que la encerró en su oficina.
Este no fue el último caso de acoso a Shirley Temple
Aunque ella logró escapar, este fue el momento en que se dió cuenta de que su empleo podía depender en gran medida de su disposición para acceder a estos avances sexuales, lo cual explica por qué prefirió abandonar su carrera en la actuación.
Así, la la infancia de Shirley Temple fue una que la obligó a estar constantemente alerta de estos abusos, pues regularmente fue toqueteada, amenazada y aterrorizada por hombres, que empeoró al convertirse en adulta, como lo demostró una experiencia con un ejecutivo que aseguró se trataba de una “formalidad del trabajo” y que le convenía llevarse bien con él”.
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Y si te preguntas hasta qué grado llegó su sexualización, como reportó “The Hollywood Reporter” durante su carrera existió un rumor de que no era una niña sino una "enana disfrazada", una excusa que les permitía a los hombres sexualizarla e incluso el Vaticano se involucró enviando al cura Silvio Massante para verificar que efectivamente era una niña.
Este es uno de los grandes peligros de la industria que permanece hasta nuestros días, como lo demostró el movimiento #MeToo y al igual que en el caso de Temple, esto no se limita a las mujeres adultas, sino también a las niñas y niños estrella.
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