No terminaré de agradecerte, mamá, porque no necesité de nadie más que ti para salir adelante


Fue hasta que comencé a vivir sola y tenía que cocinar para mí misma, que pude darme cuenta del enorme esfuerzo que hacías por mí todos los días. 

Y sí, siempre supe que eras una mamá fuera de lo común, que eras la mejor, pero nunca había sentido tanto cansancio como seguro tú llegaste a sentir. 

Pese a que tenías que lidear con el trabajo, tu familia y con una niña pequeña, casi siempre tenías la mejor sonrisa y cocinabas delicioso. 

Y digo casi siempre porque en efecto, tenías tus momentos, pero finalmente eras un ser humano, con virtudes y defectos. 

No siempre necesitas un plan

Me sorprendí mucho cuando me dijiste que yo no había sido planeada, que fui una "maravillosa sorpresa".

Tú siempre actuaste como si supieras cada detalle de antemano. 

Yo pienso que muy en el fondo, sabías que serías mamá: tu paciencia, entusiasmo ante cualquier cosa que yo hiciera, comprensión y amor me lo demostraron día a día. 

Estaba escrito que serías una gran mamá. Lo que no sabías es que para lograrlo tendrías un obstáculo.

Mi padre. O bueno, "padre", un hombre al que nuestro cariño poco le interesó.

Sé que te destrozó el corazón su indiferencia y abandono, porque duele al doble cuando al otro no le duele.

Pero transformaste el resentimiento en una gratitud infinita hacia él

Gratitud porque gracias a su coincidencia, nací yo. 

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Tú entendiste bien que no hay que acostumbrarse a las personas. 

Te admiro mucho por jamás hablar mal de él en frente de mí; por esforzarte, pese al dolor, en presentarme a un hombre que cometió un error terrible, mas no un monstruo. 

Tú me enseñaste de esa manera que la vida te mejora cuando aprendes a desearle el bien a la gente, a pesar de todo.

La autora y su madre soltera en un bote observando Los Cabos, en Baja California Sur

No estamos en el mismo barco. Estamos en el mismo mar

Y claro, sé que como madre soltera tú tenías algunas ventajas que otras mujeres no tienen. 

En México, el 53% de las madres solteras cuentan con un nivel de escolaridad máximo de secundaria. 

Tú me tuviste después de haberte titulado. Ya tenías un empleo estable y, afortunadamente, bien remunerado. 

Podías crear tus propios horarios y llevarme a la oficina de ser necesario. 

Aunque eso no te salvó de sufrir discriminación

Aún recuerdo las miradas desaprobatorias de tus jefes o compañeros de trabajo por llevarme contigo a trabajar. 

Pero a ti no te importó, como tampoco te importaba perderte de alguna que otra oportunidad laboral, para verme en los festivales escolares o cuidarme tras una enfermedad. 

Aunque había quien te ofrecía su ayuda para cuidarme en los momentos difíciles, tú siempre me decías: 

"Yo entiendo que eres mi responsabilidad y prioridad número uno".

Otra lección más, mamá: tenemos que entender que a veces toca salir adelante solo

Por eso, ahora, desde mi adultez, cuando hay días en que siento que ya no puedo, me acuerdo de ti.

De todas las lecciones de fortaleza, de valentía, empatía y gratitud que me diste. 

Porque me enseñaste que no se necesita a ningún hombre para salir adelante, pero también a no odiar. 

Que hay cosas que por algo no pasan, pero que hay que confiar de todas maneras. 

Que hay que actuar siempre desde el amor, lo demás, vendrá solo.

 

 

 

 

 

 

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