"¿La censura ayuda?" nos preguntamos algunas personas después de que Cartoon Network retiró de su programación Dragon Ball Super.
La medida fue tomada en respuesta a la petición del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual en Argentina presentara una queja por el contenido de la caricatura.
A su juicio, la serie animada normaliza el abuso sexual.
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En el capítulo citado por esta institución, se detalla que el Maestro Rochi, uno de los personajes, confiesa que su debilidad son sus “pensamientos pervertidos”.
Más adelante, Woolong, un cerdo que se transforma en cualquier cosa, enlista los constantes abusos que ha sufrido por parte del Maestro Rochi.
En otra escena, este mismo personaje se encierra en una habitación con una adolescente, quien grita “no” ante la insistencia del hombre mayor, que no le permite escapar.
Fuera de ese cuarto, otros personajes actúan con normalidad ante lo que aparenta ser un caso de acoso sexual.
Algunos ejemplos
Estos son algunos momentos no aptos para menores de otras temporadas.
Esta serie animada siempre ha sido polémica en occidente por la forma en que retratan a las mujeres.
Uno de los primeros episodios de toda la saga:
Dragon Ball no es para niños y nunca lo ha sido
Cartoon Network LA y WarnerMedia anunciaron la cancelación de Dragon Ball Super y adelantaron que editarán toda la serie para evitar transmitir este tipo de escenas, en lo que es considerado un programa para niños.
Ambas compañías no confirmaron si esta caricatura regresará a su programación en Argentina.
Lo cierto es que Dragon Ball nunca ha sido una caricatura infantil.
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En Argentina hay todo un debate sobre la regulación que habría que aplicar a otros programas e incluso al presidente Alberto Fernández, quien hace unos años mandó a una mujer a aprender a cocinar para que lograra algo en su vida.
Bajo ningún contexto, ni en niños ni en adultos, ni en programas japoneses o argentinos, hayq ue normalizar la violencia de género o el abuso sexual.
Sin embargo, la censura difícilmente será la solución.
Educación, hablar de estos temas en casa, fortalecer el tejidos social son, probablemente, apuestas más redituables y útiles que la prohibición.
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