Yo amo las comedias románticas (cof, cof, por eso mi columna), pero después de muchos años reinando en los cines, empezaron a bajar de calidad y se perdieron entre películas de superhéroes, remakes de Disney y producciones para los óscares.
Cuando parecía que las comedias románticas estaban perdidas, resultó que no, que simplemente habían encontrado un nuevo espacio para contar mejor sus ideas: la televisión.
Y la mejor serie de televisión para las amantes de las comedias románticas es Crazy Ex-Girlfriend , creada por la mente maestra de Aline Brosh McKenna (la guionista de El diablo viste a la moda) y una joven conocida por sus chistosos videos de YouTube, Rachel Bloom.
Crazy Ex-Girlfriend es una serie muy extraña. Es una comedia romántica, hecha por personas que claramente adoran este género cinematográfico, pero también se burla de las comedias románticas y sus peores clichés, todo mezclado con un humor ácido y femenino, y muchas, muchas canciones originales y geniales.
La serie sigue a Rebecca, que como el título indica, es una "ex-novia loca", término al que ella misma se refiere como "sexista".
Rebecca vive en Nueva York y es una exitosa pero infeliz abogada. Un día se encuentra en la calle a un noviecillo de un campamento en la adolescencia que está a punto de irse a una pequeña ciudad californiana.
Rebecca lo ve como una señal y decide mudarse a West Covina, aunque asegura que no se mudó allí por Josh, todos sabemos que así fue.
Si bien la primicia es de comedia romántica, la serie rápidamente le da vuelta, hablándonos de los problemas de salud mental de Rebecca (y no, no es que esté loca), y rodeándola de un complejo y diverso grupo de personajes secundarios que llenan de vida la pantalla.
Tengo que confesar algo. Cuando vi la serie por primera vez no fui tan fan, de hecho creo que soporté solo dos o tres episodios. Me desesperaba Rebecca y que estuviera en negación respecto a su cambio de vida persiguiendo un amor que parecía imposible.
Luego me di cuenta de que quizás me estaba proyectando. Me enojaba con Rebecca porque me veía reflejada en ella: una mujer inteligente e independiente que se la pasaba fantaseando con escenarios de comedia romántica, qué horror.
Lo genial de Crazy Ex-Girlfriend es que explora lo que significa vivir en ese mundo de fantasía, en el que un encuentro fortuito significa que tu vida cambia por siempre y vives feliz para siempre.
Pero como es una serie y no una película de dos horas, Brosh McKenna y Bloom tienen tiempo de explorar y desarrollar al personaje de Rebecca, quienes la rodean, y explorar temas que no se solucionan fácil. Ahora es una de mis series favoritas, y por supuesto, ya la vi toda dos o tres veces (como haría con cualquier comedia romántica que me guste).
Uno de los temas que la serie explora es la amistad femenina, y las relaciones de cuidado que formamos con nuestras amigas (mi favorita es Paula, una madre de mediana edad que termina enredada en las locuras de la veinteañera protagonista).
No les quiero dar muchos spoilers, porque mi ideal es que se les antoje verla. Pero hay algunos personajes con los que Rebecca se enemista por competencia femenina típica y con quienes termina teniendo una hermosa amistad.
La salud mental es otro de los temas que mejor trabajan en la serie, con respeto y humor, las canciones toman otro sentido cuando te das cuenta del papel que cumplen en el estado mental de Rebecca.
Y por supuesto, no sería una comedia romántica sin un galán y unos cuantos triángulos amorosos. Rebecca, como tantas de nosotras, está enamorada de la idea del amor, y esto le trae más dolores que alegrías, ¿a quién no le ha pasado?
Crazy Ex-Girlfriend es una serie que me ha hecho reír, llorar y cantar como ninguna otra, pero además, me ha obligado a reflexionar sobre mis visiones del amor, siempre con amor hacia mí misma de por medio. ¿Qué más le podría pedir a una comedia romántica?
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