El amor se puede encontrar en los lugares más inesperados del mundo.
La historia de Maritia y Fani empieza en un convento. Ambas eran monjas en un seminario cuando se conocieron, y aunque intentaron luchar contra sus sentimientos, estos eran tan poderosos que terminaron renunciando a sus votos y llevan juntas más de una década.
Su historia de amor inspiró un documental dirigido por la croata Ivana Marinic Kragic: Nun of your business (No es asunto tuyo) cuenta la vida de las dos mujeres, desde su infancia en lugares remotos de Croacia hasta su decisión de ordenarse y su historia, que empezó hace diez años.
La sociedad croata es sumamente conservadora y los derechos de la comunidad LGBT están constantemente en riesgo, pues la Iglesia Católica es muy influyente allá. Por eso, la historia de Marita y Fani resulta tan provocadora en su país de origen.
Marita Rodovanovic entró al convento a los 18 años conra los deseos de su familia, quienes querían que llevara una vida regular.
Allí conoció a Fanica Feric (Fani) y se convirtieron en mejores amigas. Marita descubrió su homosexualidad ya en el convento, mientras que Fani dice que siempre lo supo.
“Es difícil cuando no encajas porque eres diferente. Para los católicos, la homosexualidad es un pecado importante. Yo rezaba a Dios para que me curara de mi ‘enfermedad’. Pero más tarde me di cuenta de que si Dios me había hecho así, no había nada que curar”, dijo Fani a la prensa.
Sin embargo, la relación de pareja no comenzó hasta varios años después, cuando Marita ya había abandona la iglesia. “Pensaba en ella más que en la Biblia”, bromeó Fani. Ahora tienen 36 y 40 años y están juntas desde hace una década.
“Antes, lo idealizaba todo pero me di cuenta de que el marco de la Iglesia no me convenía. La consigna de mi orden era ‘Veritas’. Al cabo de un tiempo, decidí ser honesta conmigo misma y con Dios, que es amor”, dijo Marita a medios locales.
Tras haber pasado varios años en la capital croata, Zagreb, una trabaja en el sector turístico y otra en restauración. Viven en Korcula, donde la familia de Marita las aceptó tal como son.
Con información de La Nación.
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