Querida mamá de un bebé arcoíris,
te escribo esta carta para desearte lo mejor para esta nueva vida que llevas en el útero. Sé muy bien lo difícil que seguramente te resultó anunciar la llegada de tu pequeño. Sin saber si tenías derecho a sentir esa gran alegría y sin poder evitar sentir el peso de ese momento en que no pudiste continuar con el embarazo anterior. Sé que quieres ser feliz por esta nueva aventura que te espera, pero también quieres respetar esa pequeña estrella que brilla en el cielo. Sabes, querida mamá, te mereces esta alegría, mereces ser feliz y recuerda que la nueva felicidad no te convierte en una mala madre. Esa estrella en el cielo siempre estará ahí y no se verá empañada por esta nueva alegría que te mereces.
Tienes miedo, pero sábete que es normal. En la vida no se puede dar nada por sentado y muchas veces te sientes pendiendo de un hilo. Sabes que de repente todo podría cambiar, pero, por favor, sigue teniendo esperanza. Llora, por que te hace bien y sonríe si te dan ganas. Consiente mucho a tu pancita, es importante para el bebé que está por llegar, pero es especialmente importante para ti. Tú también mereces felicidad, incluso si no crees en ella o si piensas que no tienes derecho a sentirla.
No seas dura contigo misma, aunque te resulte natural; al contrario, sé amable. También acepta la ayuda que te ofrezcan. Sé que tienes miedo de cerrar los ojos porque te aterrorizaría descubrir al despertar que todo ha sido un sueño. No puedes estar tranquila sabiendo que estás durmiendo mientras dejas solo a tu bebé, porque piensas que en el momento en que cierres los ojos sucederá algo irreparable. Pasas noches sin dormir y tardes inquietas, luego te das cuenta de que alguien tiene que ayudarte, que estar contigo, aunque de todas formas sigues revisando que tu bebé respire porque es la única forma de calmarte.
La vida cotidiana te parecerá difícil y pesada a veces. Los que te rodean no entenderán tu nostalgia, pensarán que estás bien, que ya pasó. Y habrá quienes sientan que no eres una buena madre porque eres feliz con tu bebé a pesar de todo el pasado. A veces no sabrás si estar feliz o triste. Déjate llevar por tus emociones, no las niegues, sé feliz y siéntete triste si tu corazón te lo pide, busca ayuda cuando la tierra se estremezca bajo tus pies.
Deja ir a las personas que no te hacen sentir bien y a gusto, aprovecha la oportunidad para hacer espacio dentro y fuera de ti. No seas el basurero de las frustraciones de los demás; si no dejan de juzgarte, es que no te merecen. Sea quien sea, no le des espacio, no dejes que te asfixie. Has vivido un gran dolor y, créeme, no te equivocas si quieres ser feliz ahora.
Cuando por fin den de alta a tu bebé del hospital y te encuentres sola con la responsabilidad del pequeño en tu casa, la realidad golpeará de frente. Te sugiero que tengas a alguien que te ayude y un apoyo externo fijo: un pediatra, tu médico, un psicólogo, un grupo de mamás o una amiga; es importante tener una red a tu alrededor, una red de apoyo que te sostenga cuando sientas que no puedes más y que te anime. Rodéate de amor, serenidad y ayuda externa: son esenciales para tu vida futura.
Tengo sólo un hijo y he decidido no tener más por mi edad, mi salud física y mental, porque todo podría salir bien… o muy mal, así que disfruto lo que tengo. Tú, aunque parezca imposible ahora, aprenderás lo maravillosa que es la vida por lo que es. Cada día aprenderás a respirar un poco más profundo y cada respiración se sentirá más ligera. Cada día será más fácil y tu dolor, aunque siempre esté ahí, será más leve, porque el amor lo habrá suavizado… el amor de tu bebé, el amor de las personas que día tras día habrás elegido tener a tu lado, el amor que llevas dentro aunque no lo sepas ahora.
Recibe este abrazo de mi parte... de parte de una desconocida que piensa en ti.
Crédito fotos: iStock
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