Antes me importabas más tú de lo que pudiera importarme yo; tanto que me enfocaba en protegerte, procurarte, cuidarte, fijarme que nada te faltara y que siempre estuvieras bien. Te cubría si tenías frío, te cosía si te rompías, te daba mis piernas si querías parar y te daba mi aliento si a ti ya no te quedaba más.
Pero, ¿a mí quién me lo daba? ¿A mí quién me cuidaba?, ¿quién me cubría si tenía frío?, ¿quién me daba su aliento si a mí ya no me quedaba más?
Nadie lo hacía. Ni si quiera tú, mucho menos yo. Porque todo lo mío, incluso más de lo que tenía, te lo daba ti.
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Con el tiempo, pero sobre todo con el vacío, me di cuenta de que no podía continuar. Me sentía agotada, triste, con el corazón frágil y débil; con las piernas y la espalda cansadas, con aliento agotado. Con mi vida descuidada.
Me abandonaba por no abandonarte a ti pero, sobre todo, para que tú no me abandonaras a mí.
Pero hoy ya no me da miedo porque me di cuenta de que antes de ti, siempre estuve yo. Y me descuidé. No me amé, mucho menos me abrecé ni siquiera me escuché. No paré unos minutos para ver qué necesitaba, qué quería: cuánto me quedaba de aliento.
Entonces luché por toda esa atención que te di, todo ese amor que deposité en ti, en tu felicidad: en ti. Luché para recuperar todo ese tiempo, todo ese aliento; las fuerzas, las ganas, la energía…. para recuperarme a mí. Y no perderme más.
Por eso, ahora que estoy recuperando mi camino, uno hacia un estilo de vida saludable, me doy cuenta de que tú no eres parte de él. Porque para tenerlo, para acercarme a él, tú no debes estar más en mi vida. No por egoísmo, sino porque tú absorbías todo lo bueno de mí y, eso, me estaba dejando sin la parte y más de lo que me correspondía.
Tú absorbes todo lo que ahora me quiero dar, y por eso es que ya formas parte de mí. De la nueva versión que quiero tener. De mi ser. De mí.
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Voy a reconstruirme, empezaré de nuevo y me voy a dar otra oportunidad. Yo solita. Yo contra el mundo, porque eso debí hacer en un principio y, aunque lo olvidé por un tiempo, no es tarde para comenzar.
Estoy en el camino de un estilo de vida saludable y debo sacarte de él porque tú me dañas, me lastimas y me consumes. Me voy porque tú no eres parte de él. Hoy veo por mí antes que por ti. Por eso, mejor, me voy.
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