¿Cuántas de nosotras guardamos nuestro maquillaje en lo más profundo del cajón al poco tiempo de comenzar la pandemia?
Me declaro culpable, y a los dos meses ya me había olvidado por completo de su existencia.
Aunque pueda parecer absurdo, algunas otras mujeres se aferraron a maquillarse a diario, aunque sea para ir a la sala o a la cocina.
Con el paso de los meses y la "vuelta a la normalidad pandémica", cuando reabrieron comercios y un día a la semana tuve que ir a la oficina, recordé que en algún momento de la vida usé maquillaje.
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Sin embargo, aunque a veces deba salir de mi casa-guarida, el resto de los días no toco el maquillaje ni por error. Eso me hizo preguntarme si el equipo de las makeup lovers tiene razón y tal vez no está tan equivocado.
Y es que creo que cada persona tiene una forma personal de encontrar la paz en estos tiempos tan atropellados, así que nadie debe ser juzgado por sus decisiones.
El punto es sentirse bien como mejor nos parezca. En mi caso, y el motivo por el que escribo esto, es que el no maquillarme trajo una sutil y silenciosa depresión que detecté demasiado tarde.
Así que aquí unos motivos que me parecen importantes para seguirnos maquillando a las que trabajamos desde casa.
Autoestima
Pregunté entre familiares y conocidas por qué se maquillan si no salen de casa. ¿La respuesta? Para sentirse atractivas a pesar del aislamiento forzado.
La autoestima es clave para hacer frente a un momento crítico. En esto, el maquillaje juega un papel fundamental, que no necesariamente ocurre en presencia de otras personas.
Está bien querer lucir lo mejor posible, incluso es mejor hacerlo para una misma, sin necesidad de que alguien sea testigo de nuestra belleza.
Es importante no buscar el aprecio y la aceptación de los demás, ¡qué mejor que sentirnos a gusto frente a un espejo!
Sentido de normalidad
A pesar de que el cerebro se ha habituado a la vida en el encierro, muchas veces hay una especie de bruma mental que impide saber qué día es.
La situación que vivimos implica una cierta alienación y las consecuencias pueden tener un impacto significativo en la psique.
Una de ellas es sentir cada día igual y que no importa cómo lucimos, al fin y al cabo nadie nos ve más que nuestros familiares cercanos.
Una recomendación que me dieron es replicar los gestos que formaban parte de nuestro día a día para ayudarnos a no perder la conciencia de la realidad y, sobre todo, a recordar quiénes somos.
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Autocuidado
Cuando nos maquillamos, nuestro cerebro se distrae momentáneamente de los pensamientos ansiosos y trae una sensación de serenidad.
El tiempo que dedicamos al maquillarnos nos dedicamos a nosotras mismas, y no es un desperdicio.
Sobre todo ahora, cuando nuestro estado de ánimo fluctúa cada día -no sé si lo has notado- y estamos en nuestro derecho a mimarnos y a prestarnos esas atenciones de las que muchas veces nos privamos.
Optimismo
Descubrí que maquillarse tiene efectos beneficiosos no sólo a nivel estético, sino también a nivel psicológico.
Maquillarse todas las mañanas da la energía necesaria para afrontar mejor nuestro día, incluso en medio de una pandemia que parece no tener fin.
Además de levantar el ánimo en medio de preocupaciones y noticias angustiosas, puede traer un sutil optimismo a largo plazo.
De hecho hay un estudio de Harvard según el cual las personas que usan maquillaje tienen una mejor actitud ante la vida y el mundo que les rodea.
¿Será por eso que en tiempos de crisis los labiales rojos se encuentran entre los productos más vendidos?
Después de haber investigado todas estas cosas, siento que mañana mismo tengo que volver a sacar mi maquillaje del fondo del cajón, pues ha demostrado ser un aliado para recuperar la confianza en una misma.
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