Seguro cuando eras niñas, escribías todo en un diario, aquella libreta adornada con tus flores favoritas y los dibujos que no querías que nadie mirara; escribías tus aventuras del día, cuando te enojabas con mamá, incluso cómo era tu rendimiento en la escuela o si te gustaba el chico de la clase… hasta que un día dejaste de ser constante, fuiste olvidándolo poco a poco conforme creciste y desapareció.
Hoy podría parecerte infantil retomar un hábito como éste, sin embargo, es mucho más beneficioso de lo crees. Más que un “hábito infantil”, es una técnica de autocuidado, de amor propio; es una forma de abrazarte, de quererte y, sobre todo, de escucharte. Escribir en un diario es ponerte atención, reconocerte, es leerle la mente a tu propia mente porque vas a descubrir (e identificar) sensaciones que enterrabas.
Tener un diario va mucho más allá de la pubertad, se trata de ti, de tu mente, de tu mundo, porque cada una de las palabras que registres son un cacho de éste y, eso, te ayudará a ver todo lo que tú eres… para amarte, cuidarte, no ser tan dura contigo y valorarte.
1. Te acompaña en tu proceso de cambio
Escribir para ti se vuelve en un espacio en el que notas tu transición, que te recuerda tus objetivos y, con el tiempo, ver cómo los has ido consiguiendo, así como ver el lugar que has dejado atrás porque la página uno jamás será igual a las que vienen después.
2. Agranda tu perspectiva
Un diario te ayuda a ampliar la panorámica de tu vida, es decir, observar cada situación desde varios ángulos y analizarlos; te ayuda a salir del círculo de tus pensamientos habituales y te agranda los espirales.
3. Hace ligera tu carga mental
Ya no sólo tú cargarás con todo, también tu libreta; cada una de las hojas lleva un pedazo de todo lo que mantienes guardado, de lo que sientes y lo que piensas. Será mucho más fácil para ti y te hará más ligero el camino.
4. Maneja tus emociones y pensamientos
Un diario tiene el superpoder de ayudarte a identificar cuando estás entrando a un cuarto sin salida pero también a decirte cómo salir de él, es decir, te ayuda a ver las situaciones con más claridad y que manejes mejor tus pensamientos y emociones. Además, de inicio, hace que reconozcas aquello que sientes y no te es fácil hablar abiertamente.
5. Controla la frustración
Cuando sientes que no tienes a dónde correr o que no puedes hablar lo que te gustaría, inmediatamente acude a tu diario; escríbelo todo, explota y saca todo, te ayuda a calmar el enojo y, sobre todo, te recuerda que todo pasa.
6. Es tu mundo
Sólo ahí está la manera tan íntima en cómo ves el mundo; tu imaginación, tu memoria, tu opinión, tus sueños, todo, ahí estás toda tú.
7. Autoconocimiento
Ahí reconoces tu evolución, exploras tus cambios, tus avances, fortalezas, debilidades; identificas entre el pasado y el presente.
8. Te conoces mejor
Un diario te va a ayudar a protegerte más y, sobre todo, a conocerte. Sabrás identificar entre lo que tenías y ya no quieres y lo que ahora buscas. Te ayuda a ver qué es lo que quieres cambiar y lo que no.
9. Tus secretos están a salvo
Tu libreta no te va a fallar nunca, literal, nunca. Tus secretos nunca estarán tan bien protegidos que aquí.
Tómate tu tiempo, empezar la escritura personal como técnica terapéutica puede ser complicado, sin embargo, es una buena manera de protegerte, sobre todo de cambiar la opinión que tienes de ti.
Se trata de autocuidado, de darte un abrazo en el corazón todas las noches antes de dormir; tener un diario es un beso de amor, de tu propio amor. Inténtalo. Te sentirás mucho más protegida por ti misma.
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