Y de los creadores del “ghosting” y las “red flags” llega a ti el “pocketing”, una práctica bastante común y de antaño que muchos aplican para mantenerte en línea. Descubre qué es el “pocketing” y cómo combatirlo.
Hermana, deja tú el ghosteo, el “no sé qué pasó”, el “amigos con beneficios”, el pocketing es otra práctica que nos va a sacar nuestros medios sobre las relaciones y por ello te pedimos que tengas las antenas bien prendidas para evitarlo a toda costa.
En palabras de la psicóloga Verónica Vivero, el pocketing “consiste en la tendencia de la persona con la que mantenemos un vínculo de pareja, a mantenernos al margen de su círculo social e íntimo”.
¿A qué se refiere?
Aquí tenemos que ser muy específicas porque no podemos confundir un despiste con un movimiento planeado.
Digamos que estás saliendo con alguien y ya estás en ese punto de ser presentada como “algo más que mi amiga”, pero tu galán frente a sus amigos, familiares o conocidos te introduce como “¡ah!, es… Daniela”, por poner un ejemplo.
Según la psicóloga Vivero, “conviene destacar que el factor tiempo es algo a tener en cuenta. Cuando empezamos a salir con alguien no sabemos cómo van a ir las cosas. Quizá yo tenga unas expectativas distintas a mi pareja y, esto es algo que es necesario ir hablando”.
Te oculta
Aquí viene todo el meollo del “pocketing”. Para ser más concretas, son esas “relaciones” que son de puerta para dentro.
Esos que solo te invitan a sus casas o están en tu casa, pero no salen y si lo hacen y se topan a gente conocida, eres “¡ah! Ella”.
¿Por qué sucede este fenómeno?
En palabras del psicólogo Alberto Álamo, “algunos responden a llevar relaciones paralelas o dejar la puerta abierta a ello”. O sea, no entran ni salen, pero están estorbando la entrada.
También pueden pasar por “motivos relativos a algunos perfiles de personalidad (personalidades introvertidas, paranoides…), incluso variables culturales o religiosas (ocultar la relación porque vaya en contra de alguna de las normas de la cultura o religión)”, en ese caso, indaga.
O, simplemente, porque acaba de salir de una relación y teme dar ese paso de formalidad.
¿Cómo combatirlo?
Amiga, por mucho que te guste esa persona, sé clara. Piensa si realmente quieres estar ahí, qué te atrae de esa persona y si estás dispuesta a ser “un secreto de amor”.
“Solo uno sabe lo que está dispuesto a no a consentir con base al otro. Pero bajo mi punto de vista creo que, si sus motivos respondían al miedo o dudas de los inicios, o aspectos que la pareja valore que puedan ser reconducibles, adelante. En eso consiste una pareja en negociar y consensuar cosas”, asegura Vivero.
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