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Quiero empezar esta columna diciendo que Bridget Jones no es gorda y que no puedo creer que nos la hayan vendido como gorda y les hayamos creído por tantos años.
Cuando volví a verla, después de años sin volver a ella, me sorprendió que Bridget anota en la primera página de su diario que pesa 136 libras. Una búsqueda en Google me tradujo que eso son 61 kilos.
No es por darle valor en exceso a la báscula, pero solo quiero decir que 61 kilos no es obesidad. Lo peor de todo no es que nos dijeran que era gorda, sino que ser gorda era dlo peor que le podía pasar a Bridget.
Ya superado este tema, hablemos de El diario de Bridget Jones, la comedia romántica que en el año 2001, fue innovadora por mostrarnos como protagonista a una mujer "real" (osea, de más de 55 kilos).
Aventuras de una mujer normal
A pesar del tema anterior, sí me parece genial que exista Bridget Jones y que sea una mujer normal. Y la normalidad no es solo su cuerpo, uno bastante más parecido al de todas las que no somos actrices ni modelos, sino por su modo de habitar el mundo.
Bridget es una mujer muy lejana de la perfección, no es esa protagonista ideal que es amable, interesante, buena amiga, buena hija y demás.
Hoy en día es normal ver mujeres así por todos lados en la TV y el cine, gracias a que cada vez hay más mujeres detrás de cámaras creando personajes femeninos más reales.
Pero en el 2001, Bridget era una anomalía. Su historia está basada en la novela homónima de Helen Fielding y fue dirigida por la directora Sharon McGuire.
A su vez, se trata de una adaptación moderna de la novela clásica de Jane Austen, Orgullo y Prejuicio, con el interés masculino siendo el mismo Mr. Darcy (Colin Firth).
Aunque la historia de amor es similar, la vida de Bridget es aún más normal. Lo que la distingue de las mujeres de su época no es su inteligencia o amor por la lectura, es ser soltera y no haber alcanzado, a sus 32 años, las metas que fueron típicas de la adultez femenina: matrimonio y maternidad.
Amarte para ser amada
Cuando pienso en Bridget Jones, pienso en ella vestida de conejita de Playboy en una fiesta con amigos de sus padres, o cantando sola All by Myself en su sofá, o en general haciendo el ridículo.
Por eso me sorprendió el mensaje de la película, que básicamente es que tienes que amarte a ti misma para poder aceptar el amor de otros.
Al principio de la película Bridget quiere cambiarse, pero no desde un lugar de amor propio, sino de uno de odio y temor a la eterna soltería.
Hacia al final, algunas cosas han cambiado y otras no, pero Bridget ha aprendido a quererse y a cambiar lo que necesita, como su carrera, porque se respeta a sí misma.
Cuando se enamora, lo hace del hombre que la quiere "tal y como es" y no del patán sexy que la engaña en cuanto puede. Eso es crecimiento y algo que espero que todas logremos, a los 33 años, antes o después.
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