Le pedí al karma que no te cobrara como último gesto de amor.
No sé cómo funciona la vida pero tampoco pienso que las personas buenas vayan al cielo, ni mucho menos creo que las personas malas estén condenadas a pasar la eternidad en el infierno.
Simplemente creo en el dolor de las personas. Algunas superan las cosas malas que les pasan, otras no lo hacen, son seres tristes, pero inofensivos, y otras más, las peores para mí, usan esto como pretexto para ser despiadados y crueles... ¿Adivina cuál eres tú?
En algún momento me contaste lo duró que fue para ti ser un niño abandonado por sus padres por eso cuando eras grosero, duro, cruel, indiferente y a veces hasta perverso, te justificaba. Siempre me puse de tu lado y no me di cuenta que dejé de ponerme del mío.
A mis amigos siempre les hablé de lo maravilloso que eras, claro omitía siempre tu verdadera personalidad, y por supuesto no hablaba de tus monstruos, mismos que poco a poco comenzaron a ser míos.
Quería que vieran lo maravilloso que podías ser, porque yo estaba convencida que bajo toda esa maraña de rencor, tu corazón aún estaba ahí, puesto en su lugar; necesitaba convencer a mí misma que lo que corría por tus venas era sangre y no veneno como todos me decían.
Decidí albergar en mi corazón los escasos buenos momentos que pasamos juntos. A la gente siempre le decía lo brillante, culto y maravilloso que eras (aun sigo pensando que sí lo eres) porque me molestaba mucho que ellos no pudieran verlo.
Por qué los demás no puede verlo como yo, fue algo que me pregunté muchas veces. Al poco tiempo entendí que te veían con los ojos, en cambio yo siempre te vi con el corazón.
Construí, entonces, un caparazón de mentiras porque era más cómodo vivir así que afrontar la verdad, supongo que de algún modo quería protegerte. El problema es que con el tiempo las mentiras te carcomen el pensamiento y la tranquilidad.
Sinceramente no he dejado de amarte y quizá nunca lo haga, al final eres mi padre. Un lazo de sangre nos une y los dos somos parte de este círculo de dolor, pero los ciclos no tiene que ser eternos cuando se trata de cuestiones humanas. Si me he alejado de ti, es porque por primera vez estoy pensando en mí.
Ahora te veo con los ojos y muchas veces me he horrorizado con lo que he encontrado, pero ya nada importa porque incluso antes de que hagas algo, ya te he perdonado.
No quiero seguir en guerras interminables, mucho menos necesito una revancha. No te deseo el mal por todo el dolor que me ocasionaste, es más siendo muy honesta contigo: le pedí al karma que no te cobrara como último gesto de amor.
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