Nos conocimos por casualidad, como pasan las mejores cosas de la vida. Sentimos química desde el inicio, teníamos muchas cosas en común y además nos atraíamos.
Quizá si nos hubiéramos conocido en otro momento, las cosas hubieran sido diferentes. Ésa es la tragedia de conocer al amor de tu vida en el tiempo equivocado.
Aquella vez intercambiamos números y poco tiempo después empezamos a salir. Cada salida abríamos una nueva puerta: descubríamos que juntos reíamos mucho más, que el tiempo se pasaba volando, y que ninguno podía disimular esa química entre nosotros.
Pero a veces hace falta mucho más que eso para estar con alguien. Y no fue suficiente para nosotros.
* Foto: iStockphoto
Yo quería algo más de ti, pero tú no sabías si estabas listo para dar ese paso. Una relación anterior te había lastimado, y no querías precipitarte.
Tú no podías darme lo que yo necesitaba en ese momento, y yo no podía esperar a que te dieras cuenta que lo que teníamos era real.
Desde el inicio nos pasaba a menudo que nos escribíamos al mismo tiempo, que cuando estaba a punto e escribirte veía en la pantalla un mensaje tuyo. Estábamos llenos de coincidencias, porque los dos éramos una bonita casualidad.
Habría sido tan fácil no conocernos nunca, fueron muchas coincidencias las que nos unieron aquella vez, casi como si estuviera en nuestro destino que nos encontráramos.
Hoy sé que esa casualidad que fuimos no volverá, que cosas como ésa suceden pocas veces en la vida, y que aunque hoy no podamos estar juntos, siempre has sido, eres y serás mi más bonita casualidad.
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